Miren: ¡yo!

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Escritora frustrada, espía no profesional, posiblemente acosadora de nacimiento y completa adicta a aparatejos electrónicos.

7.10.08

● Traumas inmediatos existenciales y conclusiones apresuradas ●

Hoy fue, en teoría, un día común y corriente. Entre las nuevas clases de mate, una asesoría un tanto innecesaria y una vejiga aterradoramente llena, mi gripa y mi humor empeoraban con el paso de los minutos. Como si cosas así no fueran suficiente, me puse a pensar en qué tanto obtengo por mérito propio y no por dramas y complicaciones con el profesorado. Sí, es toda una declaración a lo Rory Gilmore, pero después de dos que tres meditaciones hoy, me asustó la idea de que veinte lágrimas pueden más que mil horas de estudio. Necesito a alguien que me diga que esta idea es errónea, y lo necesito lo más pronto posible.
Hoy, en definitiva, mi inspiración es nula, y si como tanto nubarrón mental no bastara, empiezo a darme cuenta que el año que entra va a ser mucho peor.
Tengo que estudiar... Una se cansa de estudiar a ratos, ¿saben? Pero el orgullo va antes de mi felicidad. No es tan patético como suena, ja.

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