¡Muy bonito título!
Me puse a pensar un poco en la situación existencial (¿o crisis?) en la que me encontraba hace casi un año, cuando por primera vez me cayó el veinte de que para poder estar en algo genial, tenía que trabajar como estúpida. Supongo que era la primera vez que algo me costaba un poco más de lo ordinario, pero total, ¡conseguí sobrevivir!
Esto último no tiene nada que ver con cómo me siento ahora, sobre todo porque en estos instantes no sólo estoy menos confundida, sino que tengo la capacidad de escribir (a pesar de que estoy en esos momentos de enojo radical). A veces me pregunto si mi enojo es por sentirme con pocos méritos o qué ocurre aquí. TAL VEZ eso explica por qué ciertas cosas que a nadie le importan son... Pues... Importantes para mí: son cosas que demuestran mis méritos, aunque al resto de la población le interesen poco. No obstante, en estos momentos, además de seguir con los tacones puestos para no morir de dolor, estoy enojada con el universo por sentirme menos reconocida de lo ordinario. A veces me desespera la censura de la R, y todo por preservar un poco mi dañado aspecto social (conocido como "Deja de acomplejarte tanto, deja de acomplejarte tanto"). ¡Hacía demasiado que no me enojaba por algo de ese estilo como una niña de cinco años!
¿La única solución? Alejarme de la máquina un rato y despejar mi mente con musiquita feliz... O ensayar dos que tres cosas. Extraño a mi viola.
Miren: ¡yo!

- ¿Lolita?
- Escritora frustrada, espía no profesional, posiblemente acosadora de nacimiento y completa adicta a aparatejos electrónicos.
23.6.09
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario