
(Ja, qué chistoso que ése sea precisamente el póster que tengo aquí en la pared)
Bueno, todo empezó más o menos una noche de julio (supongo yo que entre finales y post-curso en la Ollín). Yo estaba sin mucho que hacer cuando una simpática mujercilla pelirroja me dijo: "Oye, ¿a ti te gusta el metal?", y con esta frase me introdujo a una estación de radio a la que le sigo teniendo mucho cariño por todo lo que me mostró: Radio Insane.
Resultaba, pues, que en uno de los ratos, a alguien se le ocurrió poner un maratón de pura Emilie, y en el momento en que escuché "Misery Loves Company", no sólo me sorprendió la voz, sino también la letra y ese pequeño y poderoso violín que acompañaba a Emilie en todo momento. Seguí disfrutando del maratón canción a canción, decidida a no dejar de escuchar a esa mujer hasta saciar mi sed musical (sí, la sed musical es tan genialmente moderna como la inanición pictórica), y ahí fue cuando, gracias a mi hermana, me di cuenta de que a Emilie ya la había escuchado antes, ¡de hecho, me había asustado y desagradado bastante! Con esto, ya van dos de tres (sin contar a Silvio, Serrat, Sabina y Les Luthiers, porque ellos han estado presentes desde que me volví consciente de mi conciencia) artistas [o más bien un grupo de artistas y una artista acompañada] que llegaron a ser muy poco de mi agrado, pero sin cuya existencia ahora estaría terriblemente perdida.
¿Y por qué se volvió tan indispensable la Srita. Autumn? A veces siento que la pregunta sobra... Emilie ha sido la única que me ha hecho sentir valiosa y segura de mí misma a través de las canciones (y claro, las piezas) que plasma en los discos; la única capaz de hacerme ver que puedo gritar canciones y sacar lo que traigo sin sentirme agobiada. Total, Emilie me llevó por la senda del mal (jaja); pero sin ella, no habría podido sobrevivir a tercero, ni habría sido capaz de sobreponerme a toda la serie de incomodidades que he llegado a sufrir a lo largo de estos ocho o nueve meses.
Emilie fue, es y será, en definitiva, un factor importante en este asunto de ganar fuerzas y lanzarme al combate.
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