Miren: ¡yo!

Mi foto
Escritora frustrada, espía no profesional, posiblemente acosadora de nacimiento y completa adicta a aparatejos electrónicos.

3.1.10

Fotogenia

He estado viendo fotos todo el día. Me la he pasado así por horas y horas. Diferentes personas en diferentes lados; distintos mundos y situaciones nuevas. Horas y horas de fotos, tirada en la cama y sólo apretando un triste botón.

Entonces decidí parar de ver fotos por un minuto. Decidí no ver tus fotos por un rato y acabé en las de otras personas. Salió gente linda y salió gente fea; hubo lindos vestidos, alcohol, ropa interior, postes, cielo, mar, agua, más alcohol, hombre atractivo, "yo quiero ser como ella cuando sea más grande", dibujitos... Me harté de tanta imagen.

No sé cómo llegué, pero supe de la colegiatura del Colegio de la Ciudad de México y estuve leyendo propaganda del Colegio Alemán. Me dieron ganas de aprender ese idioma y me dio coraje que mis padres nunca hubieran contemplado mandarme a Xochimilco (aunque les costara un ojo de la cara pagar el curso intensivo de alemán).

Me puse a buscar música. Entre buscar y escuchar las mil recomendaciones, llegué a este punto: una hora irónicamente temprana.

Fue cuando vi la pestañita.

Había cerrado todas las pestañas, los álbumes; las malditas fotografías. Había visto gente linda en otras fotos (y vaya que vi y vi y vi y seguí viendo fotos), pero cuando abrí de nuevo la pestañita, ocurrió algo sin precedentes: la sensación de desarme total; un pleno y sincero: "Aquí me tienes, te espero". Una sonrisa, como cereza del pastel, y un par de ojos, que en su brillo muestran el más puro amor, adornaron mi cara.

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